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Desafíos y escenarios en el marco del fin de la segunda temporada de pesca de anchoveta

El 26 de enero finalizó la segunda temporada de anchoveta (Engraulis ringens) en la zona norte-centro, mediante la R.M. N° 028-2018-PRODUCE. Esta medida se da debido al incremento de los índices reproductivos registrados, que llevaron a recomendar acciones para evitar afectar negativamente a la población de la especie, al interrumpir su ciclo de reproducción.

El 26 de enero finalizó la segunda temporada de anchoveta (Engraulis ringens) en la zona norte-centro, mediante la R.M. N° 028-2018-PRODUCE. Esta medida se da debido al incremento de los índices reproductivos registrados, que llevaron a recomendar acciones para evitar afectar negativamente a la población de la especie, al interrumpir su ciclo de reproducción. 
 
Sin embargo, evitar la captura y descarte de juveniles es un esfuerzo recurrente en la pesquería de anchoveta.  Y es que, la pesca de juveniles no beneficia ni a los pescadores artesanales, ni a los industriales; porque cuando la anchoveta no llega a edad adulta para reproducirse al menos una vez se pone en riesgo la continuidad de la especie.  Además, dado el bajo rendimiento que representan los individuos pequeños, se reduce la ganancia[1]
 
GRANDES RETOS: BIOLOGÍA Y TECNOLOGÍA
 
Evitar la captura de juveniles presenta dos grandes desafíos. El primero es de orden tecnológico pues si bien existen ecosondas que permiten identificar las especies objetivo, el Instituto del Mar del Perú (IMARPE) indica que a la fecha no existe un equipo de detección que permita diferenciar, en términos absolutos, entre peces adultos (mayores de 12 cm de longitud total) y juveniles (menores de 12 cm de longitud total) de determinada especie.  Ante esta situación, IMARPE presentó dos posibles escenarios habituales: el primero, cuando la red se encuentra enmallada y se puede detectar la presencia de juveniles, recién al haber recogido el 30% de esta, y el segundo escenario y más recurrente, cuando la red no se encuentra enmallada, y se puede apreciar visualmente la presencia de juveniles solo luego de recoger el 70% de la red, en cuyo momento el cardumen está, en su mayoría,  muerto[2].
 
El segundo desafío se refiere a aspectos biológicos, concretamente, a los periodos de desove de la anchoveta.  Históricamente, la anchoveta desova durante todo el año, pero presenta dos picos de alto desove en los que normalmente se cierra la temporada de pesca.  Sin embargo, en la última década, se ha observado un cambio en las condiciones ambientales, lo que parece influir de manera directa en el comportamiento reproductivo de la especie, incrementado la intensidad de desove[3].
 
RECUENTO DE UN PROCESO EN ADAPTACIÓN CONSTANTE
 
Considerando estos aspectos, el Ministerio de Producción (PRODUCE), por recomendación del IMARPE, ha implementado diversas normativas para evitar la captura de juveniles.  La R.M. N° 209-2001-PE, estableció la Talla Mínima de Captura para el recurso (12 cm longitud total) y el porcentaje máximo de tolerancia (10%) para captura de individuos de tallas menores a la establecida. Sin embargo, esta normativa generó un incentivo perverso, ya que alentaba el descarte de juveniles al mar para evitar multas, perjudicando la gestión de la pesquería de anchoveta al no brindar información precisa sobre las capturas reales[4].
 
Dado lo anterior, PRODUCE publicó el D.S. N° 008-2012-PRODUCE, a través del cual se implementó el Programa de Inspectores a Bordo, con la finalidad de desalentar los descartes y obtener más información sobre el recurso. Estas medidas buscaron ser mejoradas a través del D.S. N° 009-2013-PRODUCE, que estableció que se podía descargar hasta un 10% adicional sobre el porcentaje de tolerancia máxima de extracción de ejemplares en tallas o pesos menores a los permitidos, fijado en la R.M. N° 2009-2001-PE, siempre que el titular del permiso de pesca haya reportado dicho exceso, para procurar el cierre de la zona como medida preventiva. Es decir, se podía capturar hasta un total de 20% de juveniles si es que se informaba a tiempo. Si bien esta medida permitió realizar cierres de zonas de manera oportuna, esta ampliación del límite de tolerancia juveniles no tuvo el efecto deseado, ya que no eliminaba el incentivo perverso de descartar las capturas cuando sobrepasaban el límite.
 
En base a los resultados de la aplicación de las normas anteriores, el D.S. N° 024-2016-PRODUCE introdujo la “bitácora electrónica” como medio para el registro y trasmisión de la información de la actividad extractiva de la anchoveta, mediante la cual se informa el porcentaje de juveniles de cada cala efectuada, y  es complementada con la información de ubicación de la baliza satelital. 
 
Cuando en determinada zona los registros indican capturas abundantes de juveniles, PRODUCE cierra la zona de pesca, lo cual es informado a través de un comunicado para el conocimiento inmediato de todos los involucrados en la captura de anchoveta. Cabe resaltar que con este nuevo sistema se han podido suspender las zonas de pesca con incidencia de captura de juveniles de manera oportuna, permitiendo un manejo adaptativo, que a su vez penaliza severamente la pesca en zonas prohibidas, así como los descartes de peces en el mar.
 
DEBE PRIMAR UN MANEJO BASADO EN CIENCIA
 
WWF reconoce los esfuerzos de las autoridades y la industria para procurar la sostenibilidad de la pesquería de anchoveta; así como los retos que esto supone, en un contexto de constantes variaciones climáticas, limitada información y falta de tecnología que permita anticipar la presencia de juveniles.
 
En ese contexto, considera positivas las medidas implementadas, pero a su vez, remarca que es necesario implementar medidas para mayor supervisión y control, a fin de asegurar el cumplimiento de la normativa vigente.
 
Finalmente, es fundamental que la toma de decisiones sobre el manejo del recurso  anchoveta se base en la mejor ciencia disponible. Al respecto, es importante monitorear el comportamiento de la especie, así como los factores ambientales que influencian su biología, distribución y abundancia[5]. Por lo tanto, el IMARPE debe seguir analizando las tendencias y emitiendo las recomendaciones pertinentes a PRODUCE para adaptar la normativa y poder, así, asegurar la sostenibilidad de esta pesquería.
 
[1] Salvatteci R. y Mendo J. (2005) Estimación de las pérdidas bio-económicas causadas por la captura de juveniles de anchoveta (Engraulis ringens, J.) en la costa peruana. Ecología Aplicada Universidad Nacional Agraria La Molina.4: 113–120.
[2] IMARPE (2014). Opinión técnica sobre la tecnología para la determinación de la composición por tallas de los cardúmenes de anchoveta y sobre la sobrevivencia de individuos liberados.
[3] Perea, Á., Peña, C., Oliveros-Ramos, R., Buitrón, B., & Mori, J. (2011). Potential egg production, recruitment, and closed fishing season of the Peruvian anchovy (Engraulis ringens): Implications for fisheries management. Ciencias Marinas, 37(4B).
[4] Paredes, CE (2014). La anchoveta: pesca y descarte de juveniles. Universidad San Martín de Porres. Fondo Editorial.
 
[5] IMARPE, (2014). Análisis poblacional de la pesquería de anchoveta en el ecosistema marino peruano.
 
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