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Our News
Estudio sugiere que las áreas protegidas e indígenas son claves para conservar al jaguar en la Amazonía
- Este es el primer estudio transfronterizo de esta especie.
- El estudio realizado en el Corredor de conservación Napo-Putumayo brinda datos relevantes para conocer el estado de las poblaciones de jaguar en los tres países.
- Cerca del 90% de su población se encuentra en la cuenca del Amazonas.
La pérdida del hábitat de los jaguares está considerada como la mayor amenaza que enfrentan estos felinos, debido a que requieren de grandes extensiones de territorio para sobrevivir. El desarrollo de infraestructura, la expansión de las actividades agrícolas y ganaderas, y la pérdida de vegetación son factores que han degradado y fragmentado su hábitat.
Teniendo en cuenta estas problemáticas, un estudio reciente sugiere que tanto las áreas protegidas como las tierras indígenas cumplen un papel determinante en el mantenimiento de vertebrados terrestres en los bosques tropicales, como el jaguar. Estas zonas sirven de refugios para especies amenazadas, como el gran felino.
Este estudio fue realizado por científicos de WWF Colombia, Ecuador y Perú junto a investigadores locales y comunidades indígenas. Su trabajo surgió ante la necesidad de conocer la población de jaguar en un corredor fronterizo de los tres países, ubicado en la Amazonía. Esta es la primera investigación poblacional de jaguar dentro de un parque nacional en Perú (Parque Nacional Gueppi Sekime) y uno de los primeros en tierras indígenas y áreas protegidas de Colombia y Ecuador (Reserva Faunística de Cuyabeno y Resguardo Indígena Predio Putumayo, respectivamente).
Se trata de un trabajo minucioso que duró dos años y acaba de ser publicado en la revista Global Ecology and Conservation cuyos resultados permitirán definir estrategias de conservación para esta icónica especie. Gracias a esta investigación, se estimó la presencia de aproximadamente 2,000 ejemplares en estos tres territorios.
“Los paisajes de conservación transfronterizos que incluyen áreas protegidas y tierras indígenas con sistemas de producción sostenibles son ejemplos reales de que es posible mantener una fortaleza en esta parte de la Amazonía para vertebrados (como) el jaguar, que se mueve a través de las fronteras geopolíticas. Nuestros resultados indican que, afortunadamente, esta parte del noroeste de la Amazonía aún no ha sido modificada sustancialmente por las actividades de los humanos”, señala el estudio.
Estudiando al guardián de la Amazonía Norte
Desde el año 2017, WWF y los investigadores de las comunidades locales e indígenas, han trabajado en esta investigación para determinar la ocupación y abundancia de jaguares y sus presas instalando un total de 129 estaciones de cámaras trampa, en tres áreas del Corredor Napo-Putumayo: Reserva de Producción Faunística Cuyabeno (Ecuador), Parque Nacional Gueppi-Sekime (Perú) y en el Territorio Indígena Predio Putumayo (Colombia). Este esfuerzo implicó el análisis de 64.700 fotos tras 10.500 horas de trabajo a lo largo de 540 km2.
Este conteo se realizó considerando una particularidad del jaguar, el patrón de manchas que se ubican en su pelaje. Conocidas como “rosetas” estas son únicas para cada individuo, gracias a ello es posible identificarlos. Además, una variable que influye en maximizar la detección de este felino es haber instalado las cámaras en trochas despejadas, los jaguares al ser territoriales, usan estos espacios para patrullar y este comportamiento permite que exista mayor probabilidad de obtener recapturas en las fotos.
Indicador de un entorno saludable
El jaguar es uno de los indicadores del estado de conservación de los bosques. Un ecosistema saludable se caracteriza por poblaciones viables de jaguares y de las presas de las que se alimenta. Además, es considerada una especie sombrilla, ya que su conservación asegura la de otras especies con las que convive y de las que se alimenta.
“Para mantener poblaciones viables de especies con amplio requerimiento de territorio, como es el caso del jaguar, WWF impulsa el mantenimiento de los corredores biológicos, porque su conservación está ligada a la conectividad de los paisajes, que asegura el intercambio genético entre las diferentes poblaciones de jaguares, a lo largo de toda la Amazonía. Para el jaguar, el corredor Napo-Putumayo es de gran importancia porque demuestra el enorme valor de esta zona compuesta por áreas protegidas y tierras indígenas, como barrera a una de las más grandes amenazas de la Amazonía: la deforestación”, señaló Vania Tejeda, Oficial de Biodiversidad de WWF Perú.
Jaime Cabrera, biólogo e investigador de WWF Colombia y uno de los autores del artículo científico, resalta que algo clave en el estudio ha sido el diálogo entre el conocimiento tradicional indígena y el occidental. En el caso colombiano, los monitores del pueblo indígena Murui-Muina, fueron capacitados para el uso de GPS, sistemas de información geográfica y cartografía, ahora ya se han convertido en investigadores pues empezaron con la interpretación de la información de acuerdo con lo que ellos sabían o cómo denominaban a esas especies. Un proceso similar se dio en Ecuador, donde, a partir de los conocimientos y la información obtenida en el proceso, los monitores locales de la comunidad Kichwa de Zancudo Cocha impulsaron el desarrollo de un programa de educación en las escuelas locales.
Protegiendo al jaguar, asombroso felino
El jaguar es un animal que se caracteriza por su fortaleza, cuerpo robusto y musculoso, cabeza ancha, orejas pequeñas y redondeadas. Mide entre 1.5 y 2.4 metros, pesa entre 45 y 120 kg. y, vive entre 10 a 12 años. Su mordida es considerada una de las más fuertes entre los grandes felinos. Además, en su dieta se han identificado más de 22 especies de mamíferos, aves, reptiles y peces.
Sin embargo, como consecuencia de la deforestación y la cacería furtiva, enfrenta conflictos con los humanos, debido a que, al destruir su hábitat, esta especie no encuentra su alimento en la selva, necesitando buscar otros recursos como el ganado y, en represalia, es atacado. Asimismo, es cazado para el tráfico de sus partes debido a que en los últimos años ha crecido el mercado negro que demanda su piel y colmillos.
“Para protegerlo en el largo plazo, WWF promueve un enfoque de coexistencia entre la naturaleza y los seres humanos, por ello contribuye a la conservación de los jaguares y los lugares donde viven, la conservación de otras especies, y la provisión de servicios ecosistémicos para los seres humanos”, añadió Vania. En ese sentido, WWF impulsa la realización de actividades productivas sostenibles y el trabajo con las comunidades que habitan alrededor de las áreas naturales protegidas. “Es indispensable trabajar de la mano con las comunidades indígenas y locales que conviven con el jaguar. Su conocimiento del territorio es una herramienta clave, es por ello que WWF involucra a actores locales en los esfuerzos de investigación y conservación” señana Jessica Pacheco, oficial de Bosques y Agua Dulce de WWF Ecuador.
WWF mantiene un Plan Regional, “Jaguar Road Map 2030” (New York 2018), para salvar al felino más grande de Latinoamérica y a sus ecosistemas. De este modo, como parte de la estrategia impulsada al 2030, se busca trabajar en una red continental de paisajes prioritarios que asegure la permanencia y recuperación de los jaguares, sus hábitats y los servicios ecosistémicos que brindan. Al tiempo que se genera conectividad dentro y entre las áreas protegidas, se impulsa el desarrollo sostenible de las comunidades que conviven con este felino.
Por ello los paisajes transfronterizos son oportunidades para despertar el interés y colaboración entre gobiernos para que las decisiones que se tomen para la conservación de esta especie trasciendan los límites geográficos. La mayoría de veces, los bosques verdes que vemos desde el aire, no son necesariamente bosques saludables por tener árboles, pueden ser bosques defaunados y que, eventualmente en el futuro, se vean afectados por la ausencia de seres vivos que mantienen la estructura de los mismos. He aquí la importancia de mantener estas relaciones ecológicas entre los organismos que habitan los ecosistemas.
Teniendo en cuenta estas problemáticas, un estudio reciente sugiere que tanto las áreas protegidas como las tierras indígenas cumplen un papel determinante en el mantenimiento de vertebrados terrestres en los bosques tropicales, como el jaguar. Estas zonas sirven de refugios para especies amenazadas, como el gran felino.
Este estudio fue realizado por científicos de WWF Colombia, Ecuador y Perú junto a investigadores locales y comunidades indígenas. Su trabajo surgió ante la necesidad de conocer la población de jaguar en un corredor fronterizo de los tres países, ubicado en la Amazonía. Esta es la primera investigación poblacional de jaguar dentro de un parque nacional en Perú (Parque Nacional Gueppi Sekime) y uno de los primeros en tierras indígenas y áreas protegidas de Colombia y Ecuador (Reserva Faunística de Cuyabeno y Resguardo Indígena Predio Putumayo, respectivamente).
Se trata de un trabajo minucioso que duró dos años y acaba de ser publicado en la revista Global Ecology and Conservation cuyos resultados permitirán definir estrategias de conservación para esta icónica especie. Gracias a esta investigación, se estimó la presencia de aproximadamente 2,000 ejemplares en estos tres territorios.
“Los paisajes de conservación transfronterizos que incluyen áreas protegidas y tierras indígenas con sistemas de producción sostenibles son ejemplos reales de que es posible mantener una fortaleza en esta parte de la Amazonía para vertebrados (como) el jaguar, que se mueve a través de las fronteras geopolíticas. Nuestros resultados indican que, afortunadamente, esta parte del noroeste de la Amazonía aún no ha sido modificada sustancialmente por las actividades de los humanos”, señala el estudio.
Estudiando al guardián de la Amazonía Norte
Desde el año 2017, WWF y los investigadores de las comunidades locales e indígenas, han trabajado en esta investigación para determinar la ocupación y abundancia de jaguares y sus presas instalando un total de 129 estaciones de cámaras trampa, en tres áreas del Corredor Napo-Putumayo: Reserva de Producción Faunística Cuyabeno (Ecuador), Parque Nacional Gueppi-Sekime (Perú) y en el Territorio Indígena Predio Putumayo (Colombia). Este esfuerzo implicó el análisis de 64.700 fotos tras 10.500 horas de trabajo a lo largo de 540 km2.
Este conteo se realizó considerando una particularidad del jaguar, el patrón de manchas que se ubican en su pelaje. Conocidas como “rosetas” estas son únicas para cada individuo, gracias a ello es posible identificarlos. Además, una variable que influye en maximizar la detección de este felino es haber instalado las cámaras en trochas despejadas, los jaguares al ser territoriales, usan estos espacios para patrullar y este comportamiento permite que exista mayor probabilidad de obtener recapturas en las fotos.
Indicador de un entorno saludable
El jaguar es uno de los indicadores del estado de conservación de los bosques. Un ecosistema saludable se caracteriza por poblaciones viables de jaguares y de las presas de las que se alimenta. Además, es considerada una especie sombrilla, ya que su conservación asegura la de otras especies con las que convive y de las que se alimenta.
“Para mantener poblaciones viables de especies con amplio requerimiento de territorio, como es el caso del jaguar, WWF impulsa el mantenimiento de los corredores biológicos, porque su conservación está ligada a la conectividad de los paisajes, que asegura el intercambio genético entre las diferentes poblaciones de jaguares, a lo largo de toda la Amazonía. Para el jaguar, el corredor Napo-Putumayo es de gran importancia porque demuestra el enorme valor de esta zona compuesta por áreas protegidas y tierras indígenas, como barrera a una de las más grandes amenazas de la Amazonía: la deforestación”, señaló Vania Tejeda, Oficial de Biodiversidad de WWF Perú.
Jaime Cabrera, biólogo e investigador de WWF Colombia y uno de los autores del artículo científico, resalta que algo clave en el estudio ha sido el diálogo entre el conocimiento tradicional indígena y el occidental. En el caso colombiano, los monitores del pueblo indígena Murui-Muina, fueron capacitados para el uso de GPS, sistemas de información geográfica y cartografía, ahora ya se han convertido en investigadores pues empezaron con la interpretación de la información de acuerdo con lo que ellos sabían o cómo denominaban a esas especies. Un proceso similar se dio en Ecuador, donde, a partir de los conocimientos y la información obtenida en el proceso, los monitores locales de la comunidad Kichwa de Zancudo Cocha impulsaron el desarrollo de un programa de educación en las escuelas locales.
Protegiendo al jaguar, asombroso felino
El jaguar es un animal que se caracteriza por su fortaleza, cuerpo robusto y musculoso, cabeza ancha, orejas pequeñas y redondeadas. Mide entre 1.5 y 2.4 metros, pesa entre 45 y 120 kg. y, vive entre 10 a 12 años. Su mordida es considerada una de las más fuertes entre los grandes felinos. Además, en su dieta se han identificado más de 22 especies de mamíferos, aves, reptiles y peces.
Sin embargo, como consecuencia de la deforestación y la cacería furtiva, enfrenta conflictos con los humanos, debido a que, al destruir su hábitat, esta especie no encuentra su alimento en la selva, necesitando buscar otros recursos como el ganado y, en represalia, es atacado. Asimismo, es cazado para el tráfico de sus partes debido a que en los últimos años ha crecido el mercado negro que demanda su piel y colmillos.
“Para protegerlo en el largo plazo, WWF promueve un enfoque de coexistencia entre la naturaleza y los seres humanos, por ello contribuye a la conservación de los jaguares y los lugares donde viven, la conservación de otras especies, y la provisión de servicios ecosistémicos para los seres humanos”, añadió Vania. En ese sentido, WWF impulsa la realización de actividades productivas sostenibles y el trabajo con las comunidades que habitan alrededor de las áreas naturales protegidas. “Es indispensable trabajar de la mano con las comunidades indígenas y locales que conviven con el jaguar. Su conocimiento del territorio es una herramienta clave, es por ello que WWF involucra a actores locales en los esfuerzos de investigación y conservación” señana Jessica Pacheco, oficial de Bosques y Agua Dulce de WWF Ecuador.
WWF mantiene un Plan Regional, “Jaguar Road Map 2030” (New York 2018), para salvar al felino más grande de Latinoamérica y a sus ecosistemas. De este modo, como parte de la estrategia impulsada al 2030, se busca trabajar en una red continental de paisajes prioritarios que asegure la permanencia y recuperación de los jaguares, sus hábitats y los servicios ecosistémicos que brindan. Al tiempo que se genera conectividad dentro y entre las áreas protegidas, se impulsa el desarrollo sostenible de las comunidades que conviven con este felino.
Por ello los paisajes transfronterizos son oportunidades para despertar el interés y colaboración entre gobiernos para que las decisiones que se tomen para la conservación de esta especie trasciendan los límites geográficos. La mayoría de veces, los bosques verdes que vemos desde el aire, no son necesariamente bosques saludables por tener árboles, pueden ser bosques defaunados y que, eventualmente en el futuro, se vean afectados por la ausencia de seres vivos que mantienen la estructura de los mismos. He aquí la importancia de mantener estas relaciones ecológicas entre los organismos que habitan los ecosistemas.
© WWF